RINCON LITERARIO
La familia Hynes tiene escritores notables entre sus miembros. Algunos famosos como Miguel Hynes Oconnor, Brendan Hynes Oconnor, Santiago Hynes y otros no tanto, pero igualmente merecedores de reconocimiento
OBRAS
- Daisy O Flanagan - Justicia para una olvidada
- El Resucitador
- Cancion Folclorica para un cordobes de Jamescrai
- Mary, la de los Angeles
- Poesias
Daisy O Flanagan
Justicia para una olvidada
de Marcelo Claros
El autor, conyuge de Laura Marrone Hynes, ha demostrado con esta historia que merece un lugar destacado entre los escritores de nuestra familia. Mas aun, merece ser un Hynes , como el protagonista de la historia
La maravillosa inspiracion tribal, atavismo de los ancestros, que incito a formar la Red HYNES, no solo motivo reencuentros emotivos, vivaces recuerdos y matrimonios consanguineos, sino tambien injusticias que merecen ser enmendadas
La aleccionadora y apasionante vida de Daisy O'Flannagan y de sus descendientes, que desempolvo aqui contra el olvido canalla y absurdo, no se narra por el "solo placer de ser contada" sino para que la verdad se yerga campeadora, despenando a los prejuicios por su natural sirte horrenda, sin entenebrecer la gloria de la Casa Hynes.
Se vera como, genuinamente, Daisy y sus descendientes son verdaderos Hynes, no por el derecho ramplon y prosaico de los tribunales, sino por la sangre, la pasion y la Historia. Contar la aventura que nos ocupa completara la saga de la familia eponima, pero tambien acallara la necedad de los Hynes mas contumaces, que niegan el reconocimiento y el amor que sus parientes reclaman. ¡Basta de hipocresias¡ Es la consigna¡ ¡La verdad restaña heridas...¡ Es el consuelo.
Me limitare a resumir el largo estudio (casi una exegesis del alma irlandesa) de mi ya fallecido amigo Luis Laffan: "Toponimia de la tierra del trebol y casas de tolerancia en la Argentina".
Luis Laffan, tempranamente muerto al caer de la tercera bandeja de la Bombonera por insultar a un referee por un penalty no cobrado, escribió con escrupulo y pasion este trabajo, que bajo un titulo aparentemente neutro, amparado en las ciencias, esconde el pundonor celtico, pero tambien la angustia de ser un malquerido. Su ambicion era ser un Hynes, ser llamado Hynes. No imaginaba que una mujer arrullara en sus oidos otro nombre que: Hynessss... No queria que la fama lo sorprendiera con el nombre Laffan. Recuerdo que jugando al football, (era un notable insider derecho), pedia que la tribuna gritara: GOOOL DE HYNES
; y tambien: Ole , Ole , Ola... Jaines ...Jaines.
Cuando el fraile Tulio Orfeo, italiano y maestro de caligrafia, llamaba a un tal Laffan al frente, nadie acudia. Un muchacho rubio, con gafas y de una palidez traslucida, se levantaba de su banco , ultimo de la hilera, y decia: "Padre Tulio, Laffan este año no ha venido a clase, pero si quiere que pase al pizarron el alumno Hynes, bueno... traje mi pluma cucharita..."
A su muerte el diario La Prensa, en una necrologica firmada por Don Jorge Calvetti, inspirandose en Chesterton, lo evoco como "el hombre que nunca llego a ser Hynes".
Es de buen gusto a esta altura declarar, que al publicar esta historia de los O'Flannagan-Hynes, no solo evoco a la estelar personalidad de Daisy, verdadera hetaira del proletariado, sino que cumplo, como un oscuro, pero leal albacea, con el ultimo deseo de mi amigo Luis Laffan, que antes de morir, con su testa entre mis brazos, manchado su cuerpo, mas que con sangre, con aguas servidas del foso que separa la cancha de las tribunas del estadio de Boca Juniors, me dijo, exangue: " Traduci del gaelico al castellano mi libro, divulgalo, y desenmascara a esos guachos copetudos".
Es un mandato de mi amigo. No descansare hasta ver en su lapida el nombre de Hynes, y no el oprobioso Laffan, que el aborrecia.
Daisy O Flannagan: de la Osa Menor a la Cruz del Sur.
A pesar de ser la tierra de Juan Escoto Erigena (Duns Scoto), Swift, Wilde, Joyce, Beckett, y Dylan Thomas, entre tantos otros, Laffan afirma (pg. 5) que los curas en Irlanda sabian leer , pero no escribir, tarea que dificilmente pueda llevarse a cabo si se sufre de dipsomania. Esta es la razon por la cual el biografo no pudo hallar la fecha exacta de nacimiento de Daisy. Los bautismos terminaban en una bacanal, en la que era muy improbable que alguien asentara nombres y fechas . Sin embargo, se cree que Daisy O Flannagan, nacio el dia de San Patricio, entre los años 1883 y 1890, en Bedford, aldea cercana a Dublin. Hija de un pescador de rio, que en Irlanda son, como se sabe, profundos, caudalosos, extensos y superpoblados de peces. Su padre Tony y su madre, Angie, emigraron a los suburbios de Dublin, al comprobar que no podian tener mas hijos, y que le sobraban los peces.
Poco se sabe de la vida de Daisy por esos años. Solo algunas fotografias de la epoca la muestran como una adolescente robusta, pecosa (en la cara y en las costumbres, como diria Quevedo) con mirada firme (hacia el Atlantico) y unos pechos, que se adivinaban a traves del corse, turgentes, gigantes como lunas, y dulces al paladar del amante.
Daisy experimentaria en sus años nubiles, la sorpresa de verse inspiradora de los mejores versos de las islas (que supo a los puntos del verso inspirar . Cadicamo dixit). Asi su primer amor poetico, pero no solo poetico, fue Corny Cochrane, un poeta dadaista avant la garde, que luego de someterse a las tensiones musculares de Daisy, se entretenia componiendo endechas celticas, saturadas de obscenidades,( repetia hasta el hastio palabrejas como teta, culo, pis, aunque siempre en un noble gaelico). Recuerdo que mi amigo Laffan recitaba emocionado durante los entretiempos en la tribuna popular de Boca, los poemas de Cochrane, dandole una entonacion vedica, lo que motivo que los fans de ese equipo lo propusiesen como capo de la barra brava.
Su segunda experiencia amorosa la cometio con Buck Haines (sic). Este, originalmente debio ser Hynes, pero era ingles. No se sabe la razon por la cual Buck era amante de la historia y tradicion de Irlanda, lo que lo llevo a aprender gaelico, y hablarlo de corrido. Daisy se enamoo de el porque creia que hablaba en frances.
Una simpatica confusion la lleva a conocer a Patrick Hynes. Era un verano de l908. Daisy se paseaba mostrando sus pechos por la playa de Sandycove. Buck Haines la habia aleccionado en esos menesteres, pues afirmaba que las virgenes de la isla de Lesbos, se paseaban desnudas a orillas del Leteo para mostrar su fidelidad a Dionisos. Daisy avanzaba entre el pedregullo costero, como una ninfa, recitando estremecida: Oh... Haines, poseeme! oH Mi Haines, hazme tuya... Oh¡Haines ... humillame Y as AcaÂÂ, Patrick Hynes, que buscaba por la playa un zapato derecho que le faltaba, vio a la musa, y prontamente (no era ningun gil) parandose ante ella, le dijo: Dulce doncella... yo no soy Haines, soy Hynes, pero me postulo humildemente para complacerla.
Patrick pudo, entonces, demostrar a Daisy todo lo que los jesuitas del Colegio Belvedere le habian enseñado. Patrick, de niño, solia esconderse detras del confesionario, para escuchar a los muchachones arrepentidos, que buscaban expiarse despues de revolcarse por MacDonald o Carrefour, (dos cadenas de prostibulos de Dublin).
Daisy no solo fue amada y poseida por Patrick, sino que tambien, despues de ello, fue usufructuada e hipotecada por Hynes en el lenocinio de Molly Moolligan, donde Patrick sobrellevaba una pesada deuda, por haber usado, en muchas ocasiones, a las pupilas de Molly, para poner en practica lo que habia aprendido detras del confesionario. Usando a Daisy como pago de las deudas pudo, ademas, juntar algunas libras que le permitirian conocer el mundo.
Fue a traves del ingles Haines, que concurria todos los sabados por la tarde al "mas luminoso y discreto lupanar que existiÂÂa cruzando el puente O Connell" (Joyce), que Daisy se entero que Patrick Hynes huyo hacia la Argentina, camuflado de ferroviario.
Desesperada, Daisy hizo horas extras para juntar el dinero suficiente para el pasaje. Trabajo con ahinco, trasudando sabanas, gastando su opilacion y consolando solitarios (el Evening Telegraph menciono, sibilinamente, que una robusta meretriz habia batido un record). Solo despues de transformarse en comentario de todos los pubs de Dublin, por introducir innovadoras maneras en un arte antiguo, extraidas de un ignoto libro oriental, Daisy logro la suma que le permitio viajar en tercera clase a bordo del The Drinker of the Seas, rumbo a Buenos Aires.
Cruzando el Atlantico, la noche del 11 de setiembre de 1909, miro hacia el cielo, de puro aburrida (el capitan de la nave habia prohibido los juegos de azar a bordo, porque comprobo que las mujeres se volvian ninfomanas y los hombres tendian a estudiar El Talmud) y vio por primera vez la Cruz del Sur. Fue una señal, una premonicion inspiradora. Esa noche soño que la Cruz del Sur bajaba a la tierra y que vista de cerca era una espada celta que se clavaba, a la manera que lo hacian sus ancestros sobre la tierra sometida. La espada se hincaba en un punto del mapa , que no alcanzo a distinguir. Entonces, la Cruz del Sur, en forma de espada(ya lo dije) le hablo: Hic urbe, fornicas .
Asi relato Daisy, mucho tiempo despues, como surgio la idea de instalar un burdel en Villa Ocampo. El detallado analisis de las circunstancias que Luis Laffan efectuo niega la anterior leyenda, pero el sortilegio de la aventura marina nos impide acallarla.
Daisy O'Flannagan: Una inversora extranjera que engrandece la patria.
Ya en Puerto Nuevo, y con alguien en sus entrañas (digo alguien y no algo , para no ofender a los antiabortistas) Daisy, pregunto a los canillitas, vendedores de medias y parrilleros, por el destino de Patrick Hynes. Como se expresaba en un cocoliche, mixtura de ingles, arameo y gaelico, alguien creyo entender que buscaba el ferrocarril Central Cordoba y la subio en un tren , cuya primer parada era Ceres, Provincia de Santa Fe. Alli paso hambre, y sintio el estio que mojaba su piel blanca y pecosa. Atorraba en los galpones cercanos a los rieles.
Una anciana se apiado de ella al verla preñda, le dio pan y cobijo. Su hijo, que era jefe y unico empleado de la estafeta postal de Ceres, luego de poseerla, le comento que algo habia oido sobre un gringo loco, que trabajaba en el Ferrocarril . Daisy le escribio una carta emocionada, contandole a Patrick que tenia un hijo suyo dentro suyo (quiero decir, que estaba embarazada de el). Perfumo la carta con las violetas que crecen en los paredones de la estacion. Lamio el sobre y se lo envio.
A la semana, a traves del estafetero, recibio la anhelada carta de Patrick. La respuesta no podia ser mas despreciable y cruel. En primer lugar , Patrick le contestaba en castellano, pues decia que desconocer el ingles, aunque reconocia en esa lengua algo inexplicablemente familiar . Nego que alguna vez haya estado en Irlanda, se declaro natural de Cochinoca (Jujuy) y afirmo desconocer el fonema Dublin. Pero lo mas terrible se leia en el final: Aunque tengo mas de diez hijos ( no precisaba cuantos) todos son responsabilidad de mi esposa, pues como todo el mundo sabe, no estoy capacitado por Dios, ni por el ferrocarril del Norte, (Disposiciones Vigentes para el Personal, art. 25; cap. V, tomo II) para tener hijos. De todas maneras, mis hijos llevan el apellido Hynes, pues soy un caballero, lo que lamentablemente, no puedo afirmar de Ud. Daisy se desconsolo con las contradicciones logicas de la carta, y la rabia la invadio al comprender que tenia otra mujer como rival, y que lo que llevaba en sus entranas tenia mas de diez rivales.
Exactamente no se sabe a cambio de que favores, Daisy logro que un tano piamontes, de apellido Penelli, la llevara en un charret hasta Villa Ocampo, pues le sugirio que alli tendria mas exito, con los peones del tanino, y agrego: " lo patrone de La Forestale sone inglese come voi".
La ensenanza publica en Italia siempre fue muy mala.
No obstante, el tano Penelli, no habria de errar en el diagnostico fundamental. Quizas por una inclinacion tipica de la Escuela filosofica de Padua (Pietro D Abano, Galileo, y Tomasso Dall Urso), que pregonaba la observancia de los hechos, de los fatti , como unica manera de obtener la Verdad, antecedente, hoy ignorado, del empirismo anglosajon, y que en Italia era el marco epistemico universal, presente aun en los que no podia leer al Dante, Penelli hubo de corroborar que para los fines practicos, en la Argentina, Ingleses e Irlandeses eran de la misma tribu (aunque no de la misma ubicacion social).
Cuando Daisy se hallo frente a Hugh Wilkinson, obeso gerente de La Forestal, no solo comprobo que hablaba su mismo idioma, sino que era pecoso como ella. Irish and English are the same things pontifico Wilkinson. Esto tranquilizo a Daisy, que no queria ya atorrar en los galpones ferroviarios y sonaba con alguna cama con sabanas, aunque sea de un ingles.
Justamente, el negocio que le propondria La Forestal Incorporated era sobre camas y sabanas. Era evidente que para calmar malos impulsos de la mano de obra, sea de los hacheros del campo, sea de los ferroviarios, y tambien de los marineros de rio que trasladaban el quebracho, era necesario atemperar, o aunque mas no sea posponer, entre dulces caricias, deliciosos retozos y exoticas fantasias, el caracter insatisfecho y combativo de la working class nativa .
Wilkinson no solo prometio ayuda crediticia para esta inversion en un servicio anexo, pero indispensable, para la produccion, sino que aseguro que honrarian al quilombo con la presencia de toda la tanda gerencial de origen ingles que habitaban por esas pampas chatas. De esta manera, el negocio hubo de tener un caracter de inversion extranjera, lo que lo eximia del pago de impuestos nacionales y provinciales y lo dotaba de una fama de cabarute internacional, que pronto resonaria en toda la Patria.
El entusiasmo de Daisy por esta empresa civilizadora , tenia en ese momento, un obstaculo: su vientre. Asi, acelero la natividad con algunos yuyos guaycurues, provistos por un brujo que no hablaba castellano pero que sus pociones eran la panacea de criollos, obreros, ingleses e irlandeses. Nacio entonces Daisy Rachel O Flannagan, Lo hizo con la precocidad que seria la constante de su vida, con seis meses y medio de gestacion, y un peso de 11 kilogramos. Prodigios de la medicina Guaycuru.
Se llamo Daisy en honor a su madre; y Rachel (Rae, seria el nombre por la que se la conoceria por la calle Godoy Cruz, en Buenos Aires) en honor a una de las pupilas de Molly Mulligann , Rachel O Flaherty, que desde Dublin se ofrecio a venir de inmediato a Villa Ocampo, no solo para escapar de la descortesia de los parroquianos de la casa cercana al O Connel Bridge , sino para seguir los pasos de un cliente habitual, el cura jesuita Justin Dillon, que habia decidido combatir por Jesus en las salvajes selvas de la Araucania. Las confusiones toponimicas y cartograficas de Rachel le suministrarian a Daisy una ayudante eficaz y de un perenne buen humor para abrir las piernas.
Liberada del peso, Daisy se aboco con entusiasmo de entrepeneur, al joint venture del sexo que el litoral y la mision civilizadora que la industria inglesa le ofreia. Entonces inauguro "The Hardest Quebracho, lupanar que marco epoca en la Historia Argentina, y que los mas orondos poetas del litoral cantarian ad maiorem gloriam Daisy. Inversores extranjeros, politicos, policias, gendarmes, pero tambien, hacheros y ferroviarios hallarian solaz en sus habitaciones, inspiracion en su salon y bebidas en la cocina. Pronto se corrio la voz en la campana entre chacareros y braceros de la existencia de una generosa gringuita pecosa, que tenia unas tetas de padre y señor mio .
Daisy se esforzo por mostrar a la honorable clientela nuevas tecnicas de allende los mares, no sin toques de distincion y delicadeza britanica. Toda una poblacion comprendio que el sexo era algo mas que...obtener ganancias para la Casa Matriz en Londres.
El exito comercial fue rapido y explosivo, lo que lleva a Daisy a abrir una sucursal (la primera de una interminable serie) en Reconquista: Que Glande, Hermano se la llamo y fue regenteada por Rachel O Flaherty.
A esta altura, como genuina representante de una nacionalidad oprimida, Daisy comprendio, sin ayuda de politologos ni sociologos, solamente leyendo a Alberdi, que esta Argentina, que acogia la inversion extranjera con los brazos abiertos y en cuatro patas, era por espiritu, por pasion y por llamado de la tierra, un crisol de razas . Fue entonces, cuando decidio diversificar la oferta contratando jovenes de variados origenes, que permitia apreciar la belleza en sus distintos matices raciales y culturales. Se conchabaron virgenes de Polonia, enjutas portuguesas, odaliscas de Siria, madonnas italianas, cocottes francesas, ninfas innubiles, salvadas a tiempo de los sacrificios humanos con que sus pueblos honraban a Quetzacoatl, de Guatemala y hasta una media docena de adolescentes birmanas , que no se sabe porque razon , sonreian constantemente.
Esto satisfizo a todos los sectores sociales. Y conformaba a todos los clientes en sus mas insospechadas aspiraciones eroticas. De manera tal que, por ejemplo, que un obrero luego de fornicar con una huri de Mahoma, probablemente de origen sudanes, y constatando la hermandad del genero humano, se retiraba del The Hardest Quebracho gritando: Proletarios del mundo, Unios . Y asi tambien , un ingles de Oxford, luego de soportar las caricias de una hetaira griega le comentaba a un connacional: Me senti como Lord Byron peleando contra los turcos .
Con gran intuicion para el marketing, Daisy ideo dentro del mismo burdel, dos tipos de salones, que significaban tambien dos tipos de atenciones; el llamado Jardin de Epicuro (tambien conocido como VIP) donde concurrian los rubios y/o con efectivo; el sector pinguino o popular, donde concurrian los morochos y/o los que tenian vales de La Forestal, o patacones bonaerenses. Esta modalidad de doble atencion, que se aplico en todas las casas de la Compañia O Flannagan del Pais, que significaba prestar servicios a todos los sectores sociales de esta generosa Argentina, no se expresaba solamente en la juventud, destreza y belleza de las mujeres , sino que implicaba tambien una diferenciacion en el tiempo y calidad de la atencion. En el sector epicureo, el servicio se llamaba " Noches de Oriente" ; en el sector pinguino; "Pase el que sigue" .
Fue tal el exito comercial (tambien cultural) de la cadena de lenocinios de la Compaña O Flannagan, que algunos periodistas avidos de fama y sin cultura titularon disparatadamente: El quilombo: un invento argentino. Otros con animo de propagandizar un nacionalismo esteril pontificaron que The hardest Quebracho era el prositibulo mas grande del mundo. No Faltaron los que retrucaron NO. Definitivamente, no es el mas grande. Es el mas ancho.
EL RESUCITADOR
de Santiago Hynes
Autor de famoso libro "Magoya la jugaba de taquito"
En la familia, de antes del Inca, resucitadores siempre hubo y los antiguos elegían a quien para mantener el oficio, contaba Don José Clorindo Mamaní, padre de mi madre viene a ser. Según el abuelo, perdimos esos saberes. Hasta al quichua mis hijos se niegan, aparte unas palabras pocas que ellos usan sin advertir, creyendo serán castilla.
Pero perder y perder este, de ahora no es, decía ya en entonces, todo perdemos de mucho hace. el propiamente sólo había visto resucitar corderos y cabritos, con las ovejas y carneros ya no se sabía, con gentes menos. Que una hermana de él, sí, una vez resucitó un cuzco blanco que le destrozó el Malo, un león de los que les llaman puma. Pero cuando murió esa hermana, ya nadie la resucitó a ella y cómo hacemos para seguir si enseñar no enseñó ni lo del cuzco ni nadas.
Viejo demás el abuelo, recordar no se acuerda y un poco miente, dice Mama, que las ciencias por la sangre vienen y yo fui nacido resucitador igual que la tía Dorinda. Mentira también del perro blanco, bien overo y ni caschi chiquito era, dice, sino galgo joven grandote, tanto casi más hay que resucitarlo al puma de lo bravo que le peleó aquel perro.
No, no, al revés, los Mamaní nacer no nacen, son aprendidos; a la Muerte ladina escapar se le consigue, jura mi tata. Mismo él sin ser Mamaní -Arjona es- la tiene cuerpeada tantitas veces. Lo que sí, al vicio es, nadie lo puede al Olvido.
En el pensar de las cosas yo siempre fui un poco del lado de mi mama, Arjona me llamo pero Mamaní más. Seré nacido, creo.
Aquí en los valles, ocasiones vienen a pedirme. Animales, les digo, yo no trabajo, los bichos son de Dios para Su voluntad. Gentes ancianas tampoco porque también lo mismo. Guagüitas sin bautizar menos, que son del Diablo y no para lloro que Mandinga ni mal ni bien les trata, nomás les lleva y quién sabe angelitos habrán de hacerse después de un rato. Y aunque el cura diga, para mí la criatura menos de tres años no se resucita, da igual tenga bautismo, si no habló bastante para qué, es casi un animalito; de haber habrá las excepciones.
Entonces poco poco me traen, que aquí un morir que más se da son los chiquitos y los viejos y los animales cuando se empestan. Y si alguienes no les sé resucitar, enseguida les despacho: Vayamé licenciando, forma no encuentro así. (Es que también hay difuntos que muy de veras no son queridos y se acabó).
Yo me aplico a los maridos jóvenes, a las chinitas lindas, a las madres nuevas, o a las preñadas, que no sean viejas ni viejos ninguno, no. O a los que se desbarrancan en las cerrazones y hasta un niño de la escuela que el camión lo accidentó una vez.
Pero mejor agrado me dan las gentes hechas y todavía mozas que se fallecen sin noticiar, ni tiempo dejan para que se vea venir la pena. Será porque asimismo fue original con el Jacinto.
Pensando estoy y razón tengo que darle a Tata: Mamani nacido podré ser más, aunque un poco mucho Arjona aprendido soy. Si el Jacinto no me enseña a resucitarlo, yo ni cuzco blanco ni mastín overo ni chivito siquiera, me parece.
Los vallistos somos buenos; y regulares habemos también. Malicia fuerte no ando diciendo pero diferentes sí, como las piedras. Y muchos no hallarán voluntad de creer, será quizás porque los muertitos no son de mostrarse, sino cada tanto de madrugada o a las siestas cuando prefieren ellos y no los otros.
El Jacinto, un ejemplo, gusta venirme después de fiesta grande y chicha y cerveza, justo que el sol cabecea para levantarse arriba.
Habrán, pues, moradores que cuando algún de afuera pregunta, Arjona resucita¿, No le sé decir, dicen. No son gustosos de creencia pero respetan, sabidos que tampoco cobrar no cobro, dinero ni nada toco con estas manos mías. Por eso van siempre considerando que los Arjona tanto no, pero los Mamaní de bien antes del Inca somos morando.
Otras gentes agradecidas hay algunas. No conmigo que no facilito, pero con mi mujer se animan a dejarle después una olla de humita, o unas empanadas o hacen creer que por un casual carnearon y sin querer les sobra, lo alcanzan para mi casa. Yo me contento, por los regalos no, por dichosos verlos estar y saber sé que los visita su muertito, cabal el Jacinto a mí, para dejarles una alegría.
Decir morirse el Jacinto, es como decir era: se seca la vertiente, o nunca va a amanecer. No merecía estar ahí, en desgarros de sangre seca, tan distinto a nosotros el Jacinto y así igualito de amigo, de corazón bueno, pero tan más de gracia para todo, hasta para el coraje y la rabia.
En un camioneta pasaron y frente a la escuela se lo tiraron a la maestra, que lo quería y quien sabe pronto hasta se casaban, no sé, un indio con una chica de la ciudad. Ni pararon para explicar o decir, nunca. Y cuando ella me enteró, de llanto, casi mismo voy allá de ellos a gritarles: ¡A mí matenmé! Para qué sirvo yo¿ (Que en entonces ni resucitar sabía). De matar andan¿ ¡A mí elijan en vez del Jacinto, el mejor de aquí, el más hombre que he visto con estos ojos míos!
Apenitas soy Arjona, manso, y no hallé manera. Tres días y tres noches repeché cerro arriba perdiendomé de borracho para helarme que se venía la nieve. Hasta que no sé, volví. Y fue mi mama, Doña Eusebia Mamaní, la que principió: Resucitalo, resucitalo pues, que no morirá si vos no permites.
Será que un hombre sabe cuando las cosas son, pero más obligación tiene de resolver cuándo no deben ser. El Jacinto, allí me habrá enseñado que él tampoco era de morir y yo cómo podía aceptar que me dejara tan solo, hecho ovillo de tristeza.
En un tiempo, ni sé cuánto, mal durmiendo yo me iba repitiendo no y no, duro un no como los de mi tata, pirca de piedra parecemos, tercos los Arjona. Y si en las noches me olvidaba, de puro dolor nomás, Mama se arrimaba a mi catre y pechaba: Resucitalo, resucitalo pues.
Madrugada un día, ratito antes de clarear, el Jacinto se aparece tranquilo y dice:
¿Cómo te has creído, hermano vos, que me iban matar¿ El dormidito hice para engañarles, mismo vos sinvergüenza ahora, ¿será no quieres pagar un vino
De esa vez aquella, cada mes o fiesta, no falta. Siempre con una picardía y saludando: ¿Cómo les creíste, hermano vos, si matarme no se podía¿ Y yo le contesto: Muy te he resucitado, Jacinto, como Mamaní de los antiguos. Qué me tenía que incumbir un perro o un cordero, pero bien distinto sos; le digo.
Providencia fue. Junté sosiego, me pude acomodar para casamiento también y familia y parcela mías tengo ahorita. Que si el Jacinto no se me resucita en nada se halla valor, la vida a entender no se alcanza. Ni el trabajo ni las estrellas, sobre todo las coplas y el carnaval ya no se entienden tampoco.
Lo de después que vino, más fácil es que lo primero. Mama o mi mujer, para ayudar tristes, que soy resucitador habrán contado y empezaron a allegarme los desesperados y algunos que mentiras desesperan pero con esos no pude ni quise. (Igual toditos respetan, que los Mamaní somos de antes).
Difícil igual no es mucho. Yo les trabajo sin vueltas: en la forma al contar del cura que tenía costumbre el Cristo Redentor del Cerro para con las gentes y los tiempos de el, de Belén. Les digo: Andate tranquila nomás, que ya está resucitado.
Y cuando, a los días, los cruzo en las cortadas, o bajando majada y silbando vienen, o medio fuerte me gritan, Adiosito Don Arjona, me sé que ya tienen su muertito lo más resucitado. Porque si no cómo¿ Ellos tampoco entenderían ni el día ni los rebaños ni la noche ni los sueños.
Santiago Hynes
Buenos aires, mayo de 2000
< CORDOBAZO LITERARIO
CANCION FOLCLORICA PARA UN CORDOBES DE JAMESCRAI
Pueblo cercano a Ferreira, en la ruta 9 desde Cordoba ciudad a Rosario,
CON UVITA CHINCHE HICE UN VINO FLOR
LLENE TRES BARRILES, YA TE TERMINO
VOY TIRANDO LINDO YA SE ME ACABO
ME HA DURADO MUCHO, CASI UN DIA O DOS
FUMANDO ZARZA PARRILLA ESTABA YO TODO EL DIA
TIRADITO PANZA ARRIBA, EN LA VILLA CARLOS PAZ
VOY PATEANDO SAPOS, PARA EL BARRIO INGLE
CHE TE ENCARGO DE MI TIA, ME TRAIGAI LAS ALPARGATAS
QUE ME LA DEJE OLVIDADAS EN LA RUEDA DE LA CHATA
YA ESTOY "MEDIO MOSCA" DICHO EN CORDOBE
CON EL BOLICHERO, DELE PICHULIAR
POR UN LITRO I VINO QUE NO VUA PAGAR
GUARDA EL HILO NEGRO, NO TE ME LARGUE
NEGRO GUARDA EL HILO, QUE SOY CORDOBE
EN LA PLAZA E VILLA ALLENDE
UN AGENTE EN BICICLETA
ESPANTABA LOS CABAIOS
ERA EL CABO TIJERETA
QUE SI ESTOY CHUPAO, VO NO LO SABI
P'ANDE VAI, PA JAMESCRAI,
CHE QUE BIEN QUE LO PRONUNCIAI
SE VE QUE LO DOMINAI
SE VE QUE SABI INGE
Y SI NO SABI, PA'QUE TE METI
Pancho Sherriff - Cordoba 2001
< MARIA, LA DE LOS ANGELES
por Patricio Hynes O Connor
En Junio del 68, en San Fernando del Valle de Catamarca, aun no hacia frio, el viento como siempre, bajaba desde Ancasti o desde El Portezuelo, pero no hacia frio.
Los terebintos conservaban el olor del verano, la luz estaba como mas turbia o colorida, no era la tipica y diafana luz del invierno de Catamarca. Algo habia en la mañana, algo estaba por suceder o ya habia sucedido y nadie se daba cuenta.
Maria De Los Angeles Robles, era la mas hermosa de las Robles, la mas hermosa desde hacia mas de trescientos años, cuando los Robles llegaron al Valle, antiguos retratos y fotografias asi lo testimoniaban, mas hermosa que su abuela y que su madre que no es poco decir. La mas bella desde la guerra de la Independencia, cuando un Robles dono cuarenta y siete caballos, cincuenta y tres mulares y ochenta y cuatro vacas al ejercito de San Martin y eso le valio ser nombrado subteniente y morir poco despues en Chacabuco, Chile.
Maria de los Angeles era morena, pelo lacio, pestañas como un misterio doloroso, ojos negros inmensos y profundos, extraños, llenos de luz y al mismo tiempo con una imperceptible nube de hastio. Su cuello era perfecto, largo, esbelto, como de cisne, de esos que hubo alguna vez en el lago de La Alameda
Maria de los Angeles sabia hacer randas como le enseño una tia, tambien sabia cantar en el coro de la Catedral, durante las fiestas de la Virgen Del Valle.
Maria de los Angeles supo que algo estaba por suceder, lo supo por el ladrido de los perros, angustiados como aullidos, lo supo por la fragancia de las magnolias del Obispo, lo supo por el extraño animal que parecia un perro-gato, que su tio Anselmo capturo el dia anterior en el Jumeal, lo supo porque era hora de saberlo o porque como en Catamarca nunca ocurria nada y al estar por ocurrir, todo el Valle se preparaba.
Esa mañana, temprano, Maria de los Angeles fue con sus amigas a pasear por el borde del ancho lecho arenoso del Rio del Valle, adonde mucha gente ya estaba llegando. Algo iba a suceder, algo aburrido o interesante, algo menos habitual que una retreta. Ese dia veria descender al Angel.
Junio del 68,Catamarca. A cuatrocientos metros de altura, el DC-3 tiritaba, subia y bajaba por las fuertes turbulencias del aire del valle, en el fuselaje solo se leia: TC 18, a bordo iban veinte soldados.
Eran los primeros paracaidistas que iban a saltar en Catamarca, era la primera vez para ellos tambien. Venian desde todos los puntos del pais, tenian ese brillo extraño en los ojos que solo tienen los legionarios, los paracaidistas, los unicos voluntarios para misiones de peligro.
Luego de largos cursos y torturantes ejercicios, de interminables marchas, de flexiones infinitas. Por fin, por fin iban a saltar. Dentro del avion si hubo miedo no se noto, eran demasiado orgullosos como para que se note. Olor a aceite y a armas, a tela, a goma, a cuero, a sudor, solo eso se sentia. Las dos patrullas de diez hombres cada una, sentadas frente a frente, casi no habian tenido tiempo de reconocerse cuando los sorprendio la luz que se encendio en el panel de la cabina. El Jefe de vuelo, comenzo a gritar la secuencia de ordenes escuchadas incontables veces en las practicas. Los hombres se movieron rapido y en silencio.
Guillermo engancho el mosqueton de acero en el cable tensado que recorria todo el largo del interior del avion, luego se reviso el paracaidas de pecho como tantas veces lo habia hecho en los ejercicios, se sorprendio al notar que no tenia a nadie adelante para revisarle el paracaidas de espalda. Se dio cuenta: Iba a ser el primero, cosa extraña, ni al equiparse ni al subir al avion se habia fijado en ese detalle. La tension colectiva era demasiada como para percatarse de eso. Luego de el y en otros aviones vendrian otros ciento veintinueve hombres para saltar, pero el, el, era el primero.
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La voz del jefe de vuelo sonaba energica pero como lejana. Guillermo tomo el borde de la puerta con su mano derecha fuertemente, con la izquierda arrojo hacia adelante el mosqueton con la correa extractora, giro 45 grados sobre el pie derecho y con un fuerte pisoton del izquierdo, quedo enfrentado al viento del exterior, se agarro del borde izquierdo con la enguantada mano de ese lado y espero. Les habian prevenido de no mirar hacia abajo, la punta del ala tenia un pedazo de cable que vibraba locamente. Inevitablemente miro hacia abajo. Fueron pocos segundos pero el paisaje resulto tranquilizador: esos pequeños puntos eran personas. Alli estaba la banda de musica, mas alla los camiones que los esperaban, el cementerio paso rapidamente por abajo, el sol estaba del otro lado del avion.
Casi no percibio la orden de saltar, Guillermo se proyecto hacia delante con todas las fibras de su cuerpo, junto los pies, cuidadosamente agarro la manija del paracaidas de pecho para no abrirlo innecesariamente, su mente contaba los tres segundos que se alargaron deformandose
Levanto la mirada y vio la tela del velamen desplegarse e hincharse con el viento. Desprendio la traba del asimetrico para hacer mas maniobrable el paracaidas y por fin respiro.
Lo sorprendio el silencio, el avion ya estaba como a trescientos metros de el, otros hombres saltaban, giro y el sol le dio en los ojos. Sintio una alegria tranquila, descendia en silencio, atras quedaron los gritos y las canciones. Mucho tiempo habia esperado ese momento. No pudo abandonarse mucho a la sensacion, la tierra se acercaba rapidamente, habia un viento que lo llevaba oblicuamente hacia donde estaban la banda de musica y el publico . Maniobro energicamente para caer en un lugar plano, muy cerca de la gente. Junto sus piernas, las mantuvo semiflexionadas, apreto los codos contra el cuerpo y espero el impacto. El golpe fue mas suave de lo que habia imaginado, rodo , se levanto y corrio a favor del viento para desinflar el velamen, tal como habia aprendido, mientras corria escucho a la banda del regimiento estallar en una fanfarria de gloria. Se percato con cierta sorpresa que tocaban por el. Era el primero en tocar tierra, mientras juntaba con los brazos la tela del velamen, sus ojos verdes se encontraron con los de Maria de los Angeles Robles, que estaba a pocos metros de alli mirandolo.
Todavia un poco asustado, contento y confuso, Guillermo sintio otro golpe. Esta vez fue la belleza de Maria de los Angeles. El con sus veinte años entendio en ese instante que nunca antes ni despues volveria a ver una mirada asi, unos ojos negros asi, una mujer como esa.
Un tanto cohibido, torpemente , metio el paracaidas en el bolso, se acomodo el puñal y mientras lo rodeaba el personal auxiliar de tierra, con disimulo volvio a mirarla. Sintio una mirada penetrante , decidida.
A pesar de su ropa de combate, de su casco, de su puñal, de sus botas relucientes, se sintio pequeño intimidado Esa mujer lo subordinaba con los ojos, lo poseia, lo decretaba .Lo miro y con esa mirada dejo establecida su soberania sobre el. Guillermo sintio un temor, presintio que sucediera lo que sucediera, jamas olvidaria esa mirada.
Catamarca, Junio del 68, algo habia en el aire ,estaba un poco fresco pero no hacia frio. Quiza era un aroma fuera de estacion o la excitacion de la gente que a orillas del Rio del Valle, esperaban a los primeros paracaidistas del regimiento 17.
Maria de los Angeles no se aburrio como habia supuesto antes. Algo distinto se percibia, algo menos habitual que una retreta. La gente rompio en gritos y señalaba un punto en el cielo, hacia el norte, era un avion. Casi encima de ellas, un bulto se desprendio del avion, en segundos , el bulto se abrio como un agapanto, era un paracaidas verde claro, bajaba casi sobre ella, a poco se distinguio detalles, el hombre que lo manejaba, giraba y se movia. Pronto se vio su uniforme moteado,su cara tostada , como esculpida y al tocar tierra , sus ojos verdes relampaguearon como esmeraldas,eran ojos de jaguar, de soldado forastero, de Angel..
Cuando la banda estallo en la fanfarria, celebrando el aterrizaje, Maria de los Angeles ya habia adivinado o comprendido o decidido, que ese Angel, ese hombre era para ella, que nada ni nadie podria evitar que fuese suyo.
Luego de la formacion, de la ceremonia de entrega de las alas plateadas y la boina bordo, de la fiesta en el casino con bautismo de champagne, los jovenes y orgullosos legionarios, salieron de franco. Caminaban lentamente pisando las viejas losas de Catamarca, disfrutando de una imaginaria o real admiracion de la gente comun, sus alas plateadas, recien clavadas en sus pechos, sus boinas rojas con insignia de bronce y cordoncillos negros eran como el tremolante casco de Aquiles, se sentian valientes, irreverentes, capaces de cualquier atrevimiento.
Guillermo nunca supo como ni quien lo invito a la fiesta en la casa de los Robles. De pronto estaba alli, medio incomodo, como cuando formaba en primera fila y los oficiales lo observaban, su instinto le aconsejaba huir, pero sintio esa mirada en la nuca, se dio la vuelta y alli estaba ella : Maria de los Angeles, la mas bella de los Robles , como estaba escrito, fueron presentados. Jamas supo que esa fiesta se organizo por el (o por ella).
En horas se habia rescatado del olvido el cumpleaños o el dia del santo de alguna tia que ya divagaba o de algun tio padrino borracho y poeta o algun evento asi. Cuando se encontro bailando con ella se juzgo audaz o afortunado.
Hubo vino patero de Santa Maria, empanadas, colaciones, musica de guitarra, arpa y piano que eran infaltables en las fiestas de Catamarca. La amplia casona colonial de los Robles estaba de fiesta, los frescos patios de piso de ladrillo con canteros estaban limpios y relucientes, la cera de la sala del piano brillaba, el clima era como de año nuevo. Guillermo estaba feliz, el vino patero hace feliz, la musica tambien.
Cuando estuvieron solos en el parque trasero, donde estaba el aljibe, asfixiado por las Santaritas y las paredes no se veian por los ficus, en la penumbra, Guillermo creyo o penso que se conocian desde hacia mucho tiempo.
Maria de los Angeles nunca dudo que ese hombre habia bajado del cielo para ella solamente, sintio que lo habia esperado desde siempre. Tanta pasion y castidad , cedieron como el primer boton de su pechera, los besos del Angel fueron como puñaladas asestadas con una ternura contenida por siglos, la delicada piel de sus pechos exigia el contacto con el cuero del pecho del legionario, sintio los vellos del hombre exactamente como siempre los habia presentido, sus bocas se devoraron con un hambre de huerfanos y ella disfruto la dura dulzura del Angel que la atraveso hasta el alma, duro segundos o siglos, supo que el tiempo es atributo de los cuerpos, no de las almas, supo que finalmente el Angel habia llegado y ahora estaba dentro de ella, y encima de ella y alrededor de ella y con ella.
El tiempo es algo que pasa, paso el invierno, paso el año 68. Guillermo gozaba de ciertos privilegios por ser el novio de Maria de los Angeles, siempre tenia franco, nunca tenia guardia o imaginaria los fines de semana. El tiempo parecia detenido, la felicidad los ocupaba demasiado como para imaginar que todo puede cambiar.
Y llego el verano, se comenzo a hablar de la primera baja y de que los soldados paracaidistas, en algun momento se irian a sus casas, a sus ciudades, a trabajar o estudiar o hacer todas esas cosas que hace la gente.
La primera baja llego de pronto, hubo un sorteo. Antes de acostumbrarse a la idea, Guillermo estaba vestido de civil: jeans, camisa azul, mocasines sin medias y asi. Aun no tenia firmada la libreta y legalmente aun era soldado, pero solo faltaba una ceremonia de esas que tanto les gustan a los militares. De hecho, ya no era un soldado, hasta el pelo le crecio de golpe.
Con temor fue a enfrentarse con ella. Su tren partia para Tucuman al dia siguiente, la amaba como nunca, pero cuando la vio comprendio que algo habia cambiado irreversiblemente.
El ya no era el Angel. Ya no tenia las alas plateadas, la boina bordo, las botas relucientes ni la mirada atrevida de los paracaidistas. Ahora parecia un vendedor o un estudiante, sus ojos seguian siendo verdes , pero ya no eran los de un jaguar.
Se encontraron en el jardin delantero de la casona de los Robles, bajo los terebintos rodeados de canteros con magnolias y carnavalitos que ahora lucian unos margaritones esplendidos. Ella lo esperaba en un banco donde solian tomar mates o refrescos.
Guillermo casi sintio verguenza de su ropa de civil. La mirada de Maria de los Angeles ya habia establecido la diferencia
Extrañamente, Guillermo no percibio dolor o pena en esa mirada ,. Solo un cierto desencanto o quiza desden tambien. Ella miraba un punto ubicado detras de el o a lo mejor miraba a traves de el buscando sin esperanzas a Aquiles de tremolante casco o a ese Angel que con un fuego verde en los ojos un dia de Junio bajo del cielo solo para ella, vestido de combate, con casco, barbijo y puñal. dispuesto a cualquier atrevimiento, a matar o morir como aquel Robles que en el siglo pasado dono toda su hacienda al ejercito de San Martin y se fue a Chile con el ejercito y murio.
Ese joven flaco y desgarbado, de jeans ,camisa azul y mocasines era en realidad un extraño, un desconocido.
La conversacion fue corta e increiblemente trivial, fue como la despedida de una empleada domestica y ambos sintieron alivio cuando termino.
Al dia siguiente Guillermo se fue a Tucuman y como todos trato de hacer lo que se suponia que debia hacer. Trabajo, se caso, se divorcio y todo eso. Nunca la olvido. En sus dias mas mediocres, a la siesta cuando trepaba al omnibus para ir a su empleo mal pagado o a veces cuando luchaba por la vida de todos los dias, con las enfermedades de los hijos o con la agonia de su suegra o simplemente cuando al amanecer salia a enfrentar el horror de cada dia , pensaba en ella, prefirio recordarla como una Castellana hermosa, inalcanzable, sola en su casona colonial, a lo mejor pensando en el, en ese guerrero gallardo y desafiante que bajo del cielo en el 68.
Maria de los Angeles Robles, siguio en Catamarca, se retiro un poco de la vida social entre Noviembre del 68 y Abril del 69. En Mayo del 69, aun no hacia frio en Catamarca, como siempre, el viento bajaba de Ancasti o del Portezuelo pero no hacia frio aun. Los terebintos conservaban la fragancia del verano, la luz era mas turbia o colorida, no la diafana luz del otoño.
La gente esperaba. Maria de los Angeles tambien. A lo lejos se oia un ruido de motores. Desde el norte aparecio un punto negro que luego fue un DC-3. Mucho antes del puente carretero, salto el primer paracaidista de la clase 48, eran jovenes, nuevos. Tenian en la mirada eso que tienen los legionarios. Eran bellos como jaguares o como angeles..
Maria de los Angeles los vio descender y ese año espero a verlos a todos antes de elegir. En el 69, era un chaqueño pelirrojo. Mientras recogia el paracaidas, se acomodaba el puñal o se trepaba al camion verde oliva, ella ya lo imaginaba con la boina bordo.
Mientras existio el regimiento 17 de paracaidistas, la Srta Maria de los Angeles Robles acudio puntualmente a encontrarse con su Angel de cada año. Cuando desactivaron el regimiento, ella cerro la casona colonial de la capital de provincia y se retiro a la casa de veraneo de El Rodeo. Alli envejece con dignidad hermosa como siempre. Pasea por las tardes a caballo o da ordenes al peon a cargo del jardin o visita vecinos para tomar algun mate.
A veces se queda contemplando una pared llena de banderines, brevets con las alas plateadas, hasta puñales de paracaidista,( todos regalos), entonces suele hojear un album de fotos de soldados aerotransportados, jovenes, hermosos , se sirve unas copitas de aguardiente y pone una cancion de Edith Piaff : Aca no me arrepiento de nada, que se dice la cantaban llorando los paracaidistas franceses cuando subian a los aviones para abandonar Argelia, o El himno de la Legion y hasta alquila una pelicula como: Aca Un puente demasiado lejos u otra de paracaidistas.
En general, es aceptablemente feliz.
por Lizzie Hynes
LAS FOTOS
Las fotos se alimentan de rincones,
rincones que desnudan a las almas.
Las almas se alimentan de silencios,
en los que los recuerdos se agigantan.
Recuerdos de una vida ya vivida,
que anhelan proyectarse en el mañana
refléjanse en el marco de las fotos,
que el tiempo nos capturan, sin palabras
MELODIA
Resuena en mis oidos suavemente
la musica celestial de las esferas
sutil y delicada melodia
que enlaza mundos con suave cadencia
Compas de luz, en el compas de espera,
magica euritmia en la noche incierta,
en la que el alma transita su agonia
de ser y no saber su propia esencia.
Acompasado ritmo de las notas
que se deslizan desde los extremos
marcan el ritmico paso de las horas
que nos conducen hacia nuestro encuentro
Buenos Aires, 1985